martes, 10 de julio de 2012

En la biblioteca

¿Qué tipo de comunicación hay en la biblioteca?
Estudiamos el desarrollo en la propia biblioteca de nuestra universidad, la Universidad de Lima. 


En esta espacio buscamos ver cómo se dan los distintos tipos de comunicación en contra o a favor de la preservación del silencio y las reacciones de la gente en cuanto a esto.
En primer lugar, encontramos la comunicación intrapersonal: para leer, estudiar, redactar (actividades que los alumnos realizan en la biblioteca) hace falta que se comuniquen con ellos mismos. Pero, ¿encontramos aquí silencio en la persona? Según Proyectopv.org, específicamente en su entrada llamada El poder transformador del silencio, "nuestra vida es una permanente 'centrifugación' hacia nuestro exterior de todas nuestras impresiones, ideas, datos, en una constante mezcla entre sí... en el silencio permitimos que todo esto se pose y se estructure por sí mismo". Por lo tanto, en cuanto a persona, el silencio del ambiente es el que permite esta comunicación constante con nosotros mismos, por lo cual en este ambiente de estudio y trabajo cumpliría un rol importante.

La comunicación interpersonal es la que, en teoría y regla, está vetada en este ambiente.  La ausencia de este tipo de comunicación es la que crea el silencio general, pero esta no siempre se cumple. En nuestro trabajo de campo, en una primera oportunidad, habían dos chicas conversando y riéndose en las mesas del segundo piso. Habían juntado sus carpetas. Consideramos que este acto tiene un alto nivel entrópico, pues en este espacio se espera que se continúe con la redundancia del silencio, solo levemente interrumpido por el pasar de hojas, gente sentándose, tecleos rápidos, entre otras acciones. En cambio, estas personas creaban conflicto.
Según lo que observamos, hay quienes consideraban este acto como no implicativo: si escuchaban música por sus audífonos, definitivamente no se iban a ver molestados por la comunicación interpersonal y podían continuar con su propia comunicación intrapersonal y así preservar el silencio, pero aquellos que no tenían ningún facilitador (que en este caso vendría a ser los audífonos) que ayudara a este fin sí se veían implicados en el ruido. 


Observamos en un chico que mientras pasaba el tiempo y el ruido de estas chicas continuaba él empezó a mover el pie rápidamente: mediante la comunicación no verbal pudimos notar que su kinesia revelaba ansiedad respecto a esta ruptura del silencio, y por lo tanto, de su comunicación intrapersonal. En un momento se puso de pie y caminó un poco por la biblioteca. 


No obstante, nadie se detenía a callarlas ni a pedirles que bajen la voz. Después de mucho rato finalmente una chica se paró a callarlas, pero no surtió efecto su reacción: las que conversaban tomaron su acto como no significativo, es decir, no le atribuyeron un valor. Como seguían conversando, la chica terminó por llamar a la encargada, quien les pidió que bajen la voz o se retire.


Conclusión:
De la falta de reacción de los presentes contra las personas que interrumpían el silencio, podemos deducir que decidían no implicarse para así preservar su propia comunicación intrapersonal y no aumentar la comunicación interpersonal, pues si hablaban seguirían contribuyendo al ruido. También se podría deber a la individualidad: cada uno con su asunto. Por esto mismo hay los que utilizan audífonos para escuchar música mientras trabajan. El facilitador (que en ese caso sería la música) cumple un papel muy importante aquí, pues ayuda a cumplir con el silencio intrapersonal que finalmente es el que promueve el interpersonal y lleva al cumplimiento de las reglas del espacio en el que se encuentran los individuos. 


Asimismo, el silencio interior en la biblioteca es primordial para los que acuden a ella, y este silencio solo consigue su buen desarrollo cuando el silencio general (es decir, la falta de comunicación interpersonal) existe.